Del C.E.M. al Club Andino Mar del Plata

Por Roberto Méndez

Cuando me incorporé al C.E.M. (Centro de Escaladores Marplatenses) a comienzos de 1982, el grupo de entusiastas llevaba ya tres años en la actividad. Podemos afirmar como inicio de actividades el año 1979. Voy a nombrar a los que recuerdo que me antecedieron y pido disculpas a aquellos que no nombro por olvido. Marcos Cecotti (era el presidente), Marcelo Márquez, Miguel Minaudo, Florencio Heredia, Guillermo Pezzatti, Marcelo Castillo, Raúl Vacca (a través de quien me conecté al club), Eric, Roberto Vetere que como director del Museo de Ciencias Naturales facilitaba las instalaciones del mismo.

Ese año frecuentábamos la cantera del puerto, Punta Iglesias y algunos fines de semana íbamos a La Vigilancia. Subíamos exactamente en el Km. 44 de la ruta 226 a la zona que hoy llaman El Nido. Escalábamos de primero con cuerda Ciro Armeyín, con clavos que Miguel Minaudo hacía fabricar a un herrero amigo. En los pies usábamos zapatos Tractor (era un calzado de trabajo), escasos mosquetones, muy poco equipo pero muchas ganas.

En 1983 durante una reunión de comisión se decidió cambiar el nombre de C.E.M. por el de Club Andino Mar del Plata. Un grupo nos preparamos para la primera expedición marplatense a Aconcagua, éramos Marcelo Márquez, Raúl Vacca, Carlos Ressano, Juan Heupel, Marcelo Castillo y quien escribe, Roberto Méndez.

Miguel nos trajo de un viaje a Europa el calzado para la expedición, botas dobles Koflach, también cuerdas Edelrid y unas novedosas zapatillas, los primeros pies de gato EB, que pasaron a ser de mi propiedad. Cambia el calzado y también la forma de escalar, pero a falta de pies de gato, los botines Sacachispas con los tapones cortados pasaron a ser la nueva tendencia.

En el transcurso de 1983, Marcelo Márquez contactó con José Luis Fonrouge que venía seguido a Mar del Plata, ya que poseía una casa en la zona de Chapadmalal.

Compartimos con él varios encuentros en la sede del club, donde nos brindó lindas y formativas charlas. Quienes conocieron a José Luis pueden pensar que estoy mintiendo, pero no, nuestro entusiasmo era tanto que con tirabuzón podíamos sacarle palabras, conceptos, historias de escaladas, vivencias. Él se estaba retirando de la escalada, y comenzaba con el kayak de descenso, pero luego de algunos años volvió a la actividad.

Compartimos con él un día de escalada en las canteras del puerto y otro en La Vigilancia; fue una experiencia inolvidable; parecía no tomarse ni pisar la roca, sino flotar. Su escalada era sumamente delicada. No usaba pies de gato sino calzado de suela rígida. A pesar de que las vías que le vimos escalar estaban muy por debajo de su nivel, era llamativo su estado de concentración. Un concepto que nos dejó claro y que era el que correspondía al momento fue “escalando no te podés caer”, ante nuestra pregunta, y si te caes?, la respuesta fue corta y seca, no te podes caer. Eran tiempos de escalada siempre de primero, recién comenzaba la deportiva, donde sí existen los permisos de caídas y vuelos.

Por diferentes circunstancias hubo algunos años en los que no fuimos a La Vigilancia.

Con nuevos compañeros, retomamos la escalada en otros sectores de La Vigi, si mal no recuerdo fue del 87 al 89. El techo de la cuña de madera (Techo del Murciélago A2), la Rompepuños (6b o A1) y alguna otra placa del sector. Siempre en escalada de primero sin equipamiento fijo, con seguros móviles. Guillermo Toro, Rolando Linzing, Alfredo Herrero, Luis Grasso, Roberto Méndez... apenas un puñado en una sierra muy bella y solitaria.

En 1988 viene a Mar del Plata Jorge Tarditti a dictar un curso de roca por gestión de Elvio Gaido, quien residía en nuestra ciudad; juntó un buen número de personas que tomaron el curso y los lugares de actividad fueron Punta Iglesias y La Vigilancia (sector rompepuños). Como culminación se hizo un viaje a los Gigantes y en el Cerro de la Cruz pudimos disfrutar de vías de 2-3 largos, algo que no era posible en nuestra zona. A pesar de la buena vivencia obtenida en este curso, pocas fueron las personas que continuaron en actividad.

En 1990 se instaló en el C.E.F. N°1 de Mar del Plata la actividad de Montañismo. La práctica regular y periódica tanto al aire libre como en gimnasio hizo que creciera el número de escaladores y montañistas. Se construyó una palestra cubierta que tal vez haya sido sino la primera, una de las primeras de nuestro país.

La actividad creció y se diversificó. Cada martes y jueves se escalaba en zona Varese, fines de semana a Sierra de los Padres, y muy seguido a Tandil. También Sierra de la Ventana y Bariloche con dos cursos de hielo. Sería imposible nombrar en este artículo a todos los alumnos que pasaron por el C.E.F., pero igual van algunos nombres: Pablo Pilotta, Darío Mugno, el Capi, Yeti, Pastor Azcona, Alejandro Grassi, Pedro González, Gustavo Kuchan, Guille Almaraz, Rolando Linzing… seguramente olvidé a muchos, sepan disculparme, pero mis recuerdos de esta época son muchos y muy felices, tal vez los mejores…